¿Hablamos de racismo?
Autor(a): Alexia Campos Basualdo
Año: 2020
Editorial: CIESAS - CdMx
Ciudad/País: México
Idioma: Español
Colección: Leyendo a Palerm,


Ángel Palerm, 1971, “Crisis y Crítica de la Integración en América”, Revista Española de Antropología Americana (Universidad Complutense de Madrid) 6: 441-461. La estación de policía de Minnesota en llamas al clamor del “BLACK LIFE MATTERS”, como indignación por el asesinato de Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco. Un grito de guerra que resuena con el “black is beautiful” de los sesentas y que, más que denunciar un caso aislado, pone en escena una violencia estructural: el racismo. Este es el tema que retomó Ángel Palerm en su conferencia “Crisis y Crítica de la Integración en América” dictada en Madrid en el año 1971, en el marco del ciclo de “Procesos de transculturación”. Allí plantea que, ante la crisis del integracionismo, existe la posibilidad de que los pueblos indígenas retomen los postulados segregacionistas del movimiento negro radical en Estados Unidos y, posiblemente, del movimiento chicano. A pesar de una mirada visionaria para su época, Palerm mantiene la postura de no hablar sobre racismo en relación a la América hispana; por nuestra parte, quisiéramos discrepar y plantear la importancia de nombrarlo. Para Palerm, el integracionismo está en crisis y hay dos razones de peso: 1. Con la industrialización avanzada, ya no se necesitan los brazos baratos indígenas; por lo cual, “la modernización va a influir cada vez con menos intensidad directa sobre el proceso de integración” (Palerm, 1971: 459). 2. La población indígena va en aumento. El autor considera que, en ese escenario, el movimiento negro y chicano pueden influir en la América hispana. Frente al movimiento negro en Estados Unidos, se centra en el ala “más radical”, planteando que “han reemplazado el concepto de la lucha de clases por el de la lucha de razas, y la mitología del capitalismo y del socialismo, por la del imperialismo y el colonialismo” (Palerm, 1971:445). Es decir, buscan la desintegración evidenciando que las políticas integracionistas son racistas. A su vez, hay un giro, ya no se quiere ser como el blanco, sino que se valoriza el color, “black is beautiful”, y ahora el “ghetto” busca convertirse en un territorio libre. Segregacionismo, que al sentir de Palerm, podía ser retomado por el movimiento chicano, que intenta mantener una identidad cultural propia, manifestada en elementos como el uso del español. No obstante, para Palerm la gran diferencia de la situación de los pueblos indígenas en la América Hispana frente al movimiento negro, estriba en el racismo. En consonancia con González Casanova (2006), para Palerm “la integración del indio” en México no es una cuestión de racismo sino de “diferencias culturales”. La existencia de una sociedad dual, conformada por un sector dominante y otro subyugado, permite el encuentro y la construcción de jerarquías sociales traducidas en una estrecha dependencia económica y subordinación de un sector por el otro. El dominio de los/as indígenas por parte de la sociedad nacional, no radica en categorías raciales ni en aspectos físicos, sino en diferencias de “cultura, organización y posición social”, existiendo una “ausencia de prejuicio racial” (Palerm, 1971: 452 y 454). Si bien Palerm plantea la importancia de que los movimientos negros influyan en el movimiento indígena, al negar el racismo como elemento fundante de los Estados - nación latinos, desvertebra una genealogía histórica, un accionar de denuncia y lucha de los pueblos indígenas y, al mismo tiempo, es cómplice de una violencia estructural que necesita ser nombrada. Esto es una realidad que se replica en muchos de nuestros países: en México, Colombia y Argentina, se sigue negando la existencia del racismo y los procesos de racialización; aún hoy, 50 años después de la conferencia de Palerm. La ausencia de las discusiones sobre racismo, forma parte de una tradición histórica que también involucra a la academia. Lograr ver procesos racistas en el afuera y no fronteras adentro, ha permitido que la construcción social que nuclea la identidad nacional por excelencia, esto es, el mestizo, tampoco sea conceptualizada como una categoría racializada. El mestizo y las ideologías del mestizaje existen porque existe el otro, inferior, atrasado, sólo rescatado en su esplendor del pasado. En este sentido, la identidad mexicana es una identidad racializada (Moreno, 2012), como también lo es la colombiana y argentina. Pero el racismo también opera en cuerpos y lugares racializados. Al respecto, Mariana Mora (2017) evidencia cómo el racismo y la racialización están directamente atadas a las percepciones que se tienen sobre ciertos sectores poblacionales, por lo cual se siguen produciendo vidas que se consideran como desechables, permitiendo atrocidades como la de los/as normalistas desaparecidos/as de Ayotzinapa. En el caso colombiano, los territorios racializados son los más golpeados por el conflicto armado (ONIC & CNMH, 2019). Y seguimos padeciendo atrocidades: hace unos días, la Policía mató a golpes a Anderson, un joven negro (Semana, 2020). Por su parte, en Argentina las comunidades indígenas siguen siendo criminalizadas por ejercer su derecho a existir: en época de pandemia, la violencia institucional ejercida contra cuerpos pertenecientes al pueblo qom mediante torturas, nos recuerdan la vigencia de las categorías raciales reproducidas como política de Estado sin ningún tipo de discontinuidad pese a los sucesivos cambios de gobierno. En el caso del movimiento negro estadounidense, la reivindicación se hace partiendo de la acción de nombrar al racismo, tornándolo un elemento visible y explícito en el escenario de correlación de fuerzas. Al nombrar el racismo, la semilla de la conciencia del movimiento es la denuncia del colonialismo/imperialismo reinante; se activa un discurso productivo: las diferencias e identidades de lucha y combate no están centradas en la clase, sino en los procesos de racialización. Si Palerm quiere que el movimiento indígena abreve de ahí, será relevante – entonces – que en nuestros países también comencemos a nombrar el racismo y su capacidad productiva. Urge nombrar el racismo, gritarlo, desnudarlo y problematizarlo. Ubicarlo en escena y darle el papel protagónico en la función. Poner el foco en lo que hace(Mora, 2017), nos permite ver sus efectos prácticos, reales, palpables y políticos. Hablar de racismo - y actuar en congruencia con ese pensar - es abonar procesos de descolonización y emancipación, en las esferas académicas, personales, colectivas y políticas. Nombrar el racismo permite denunciar genealogías históricas de poder, es decir, jerarquías sociales en las cuales, todes nosotres, muchas veces somos agentes activos. Bibliografía: Briceño Florez, Eduardo, 2020. Entrevista a Aurora Vergara. ‘El racismo le quitó la vida a George Floyd como en Colombia a muchos afro’. La Silla Vacía. 02 de Junio de 2020. Se encuentra en: https://m.lasillavacia.com/racismo-le-quito-vida-george-floyd-como-colombia-muchos-afro-76966?fbclid=IwAR0id_D-eox004P4Ha7GZDtAiz_8LoGYoD1F9eURnofenb9fffogEcW68-4 González Casanova, Pablo. 2006. “El colonialismo interno”, en Sociología de la explotación, Buenos Aires, CLACSO, pp. 185-234. Mora, Mariana. 2017. “Racismo y criminalización en México: Reflexiones críticas desde La Montaña de Guerrero”, en Santiago Bastos y María Teresa (editores), Pueblos Indígenas y Estado en México. La Disputa por la Justicia y los Derechos, Ciudad de México, Colección México-CIESAS Moreno, Mónica. 2012. "Yo nunca he tenido la necesidad de nombrarme: reconociendo el racismo y el mestizaje en México”, En, Castellanos Guerrero, A., Landázuri Benítez, G., Racismos y otras formas de intolerancia. De norte a sur en América Latina. México. Universidad Autónoma Metropolitana y Juan Pablos Editor. ONIC & CNMH. 2019. Tiempos de Vida y Muerte. Memorias y Luchas de los Pueblos Indígenas en Colombia. Bogotá D.C.: Centro Nacional de Memoria Histórica. Semana. 2020. Cauca: denuncian que joven murió tras ser golpeado por policía. 01 de junio de 2020. Se encuentra en: https://www.semana.com/nacion/articulo/anderson-arboleda-el-caso-de-un-joven-muerto-por-golpe-de-un-policia/675562

Para citar: Alexia Campos Basualdo. 2020. ¿Hablamos de racismo?. México: CIESAS - CdMx